Casi jueves, ya. Desde el lunes estoy buscando el momento de escribir estas líneas que tanta ilusión me hacían. Ocurre que esta semana está siendo peleona. Las visitas al endocrino me ponen nerviosa, me cabrean, me preocupan, me desestabilizan. Y este dolor de cabeza tan capullo que no me deja pensar… ese bombeo en mis sienes, esa astilla a medio clavar bajo mis cejas… En fin.
Javier se ha reído esta tarde cuando le he contado que me he pasado un buen rato de la mañana “preparando el nido”, ja,ja,ja. Sí. He estado haciendo limpieza en mi despacho: archivando, tirando agendas, cuadernos viejos, publicaciones que un día que tenga tiempo a ver si me las leo… (y no me las he leído). He estado haciendo sitio para mi compañera. ¡Porque voy a tener compañera! ¡Y vaya compañera! Esto sí es importante de verdad y tiene que saberse en esta plaza donde se citan mis cosillas que ya sé yo.
Estoy muy contenta, porque ya era hora. Porque me quemaba la buena noticia suspendida en la ranura del buzón… Porque quería ver la ilusión reflejada en la mirada, el paso suelto, la seguridad recuperada.
Estoy contenta, querida amiga, compañera, porque encajas como anillo al dedo en mis cometidos, con mis proyectos; porque tu apoyo me permite enfrentar el trabajo con serenidad, contemplar ilusionarme de nuevo, escapar de las frustraciones que me tenían sepultada bajo la pesada bandeja de tareas pendientes.
Te tengo preparado un kit de bienvenida que consta de: cuaderno, bote con bolígrafos, agenda 2012, bandejas apilables, block de notas, clips… Ja, ja, ja. Poca sofisticación, es verdad, pero mucho cariño en el empeño recopilatorio. Confío en que en pocos días, a mi sencillo material de oficina, le habrás dado el correspondiente baño de topitos y detalles “munie”.
Y no queda nada ya. Ya sabes: este año, todo empieza el 1 de febrero…