Que no, que no. Que, afortunadamente, no tengo yo una policía de balcón agazapada en mi interior. Este título no es una denuncia ni nunca llamaría yo bruja a mujer alguna con ánimo de ofenderla. Ya hice mi propio homenaje a las brujas de todos los tiempos en La bruja que llevo dentro, publicado en Doce Miradas.
Pero esta curiosidad y admiración que me provocan las brujas, me viene a mí de antes. De mucho antes. Hace más de veinte años escribí una novela, mi primer texto largo: Brujas bailando el tango. Una historia de amistad y amor, que coquetea con leyenda y experiencias que no tienen otra finalidad que aportar un toque mágico a la historia de las protagonistas.

Terminé esta novela en marzo de 1998 y hace unos días decidí publicarla en Amazon y sacarla del anonimato de mi estantería. ¿Por qué ahora? Porque en un par de meses o tres publicaré también MZUNGU. Mujer blanca extranjera, la novela que escribí el pasado año. Si no publicaba ahora Brujas bailando el tango, hacerlo después no hubiera tenido sentido. Ha pasado mucho tiempo, no soy la misma. No sé si hubiera escrito ahora esta historia ni si la hubiera escrito así. Veinte años son muchos para cualquier persona. Así que, sí: mis brujas han salido a la calle saltándose el confinamiento y los tramos horarios de permiso.
El proceso de escribir esta novela fue una experiencia inolvidable. La gocé. Tanto que, al terminar, pasé un auténtico duelo: echaba tanto de menos a las protagonistas que creía verlas por todas partes.
Publicar Brujas bailando el tango ha supuesto saldar una deuda pendiente conmigo misma. Estoy feliz de poderla ofrecer para quien quiera pasar un buen rato perdiéndose entre las páginas de esta historia.

COMPRAR el libro en Amazon:
Brujas bailando el tango – formato papel
Brujas bailando el tango – formato libro electrónico (Kindle)