No soporto a la Policía Local de Vitoria-Gasteiz. Me irrita sobremanera. El 100% de los y las agentes con las que he tenido que tratar me han sacado de quicio. Son irritantes, chulescos y atosigantes.
He escrito varias veces sobre ocasiones en las que he tenido que tratar con este cuerpo cuyo mal talante seguiré denunciando sin descanso. No sé a qué espera este Ayuntamiento para hacer un sondeo ciudadano sobre la percepción que los vitorianos y vitorianas tenemos de estos seres uniformados que patrullan nuestras calles, buscando a quién afearle la conducta por chorradas varias, con la lamentable intención de hacer valer su autoridad. Porque pueden. Y no hay más.
Hoy, de nuevo, tras una llamadita de atención de estas con las que se entretiene esta gente cuyo despotismo sostenemos con nuestros impuestos, solo tengo ganas de gritar.
Y es que están por todas partes. Mi sensación es de absoluto acoso. Es verlos y me pongo terriblemente tensa.
Ayer por la tarde, algo pasó en la calle Mateo Moraza a la altura de un bar. Yo estaba en una terraza un poco más arriba y no alcanzaba a ver qué había motivado la presencia de la autoridad. Cuatro patrullas, oiga. El caso es que oí a la chica que ocupaba la mesa de atrás comentar la presencia de la policía y decir: “Que no me vean, que vienen a por mí, seguro”. Es lo mismo que estaba a punto de decirle yo a mi marido. Vaya, que no soy yo sola.